7 de enero de 2012

Un día escampó


Durante cientos de miles de años
llovió displicentemente
sobre la Tierra vacía de vida,
arabescos de mariposa,
y un día sin día escampó,

nuevos mundos nacen continuamente
para que otros mueran al mismo tiempo
y en los taludes del presente
la nostalgia es tan solo el agitado
soplo del viento en el crambe,

la mariposa fulgura, siguiendo
el tenso arabesco del pez
por el río que fluye hacia la luz
bajo las móviles sombras trenzadas
de los sauces y las mimbreras,

y tener alguna esperanza
de que el sueño vuelva a ser como fue,
fulguración de los peces,
resulta un pulcro ejercicio de angustia
en lo alto del farallón,

la mariposa nunca volará
otra vez esa misma sombra,
olvida la memoria en la hojarasca,
como el pez no nada dos veces
el agua que ya ha fluido,

calculas mal el tiempo, y es por eso
que sueles llegar tarde al vado,
olvida los recuerdos imborrables,
que cruza el río del presente,
ya sabes, del pasado hacia el futuro,

fumareles en el risco,
charranes y pagazas en el sol,
expulsado del paraíso
y arrojado también de los infiernos,
gran ganga, viviendo una inacabable

continua temporada de rebajas,
yo soy de Aldán,
y ya me suicidé en otros bajíos,
recuerda que olvidaste tus recuerdos,
ahora no sé morir,

no hay nadie en el andén ni hay ningún tren
y la ciudad ha muerto,
no hay nadie en el burdel ni el aeropuerto,
y se incendió el edén,
nadie sabe quién fue Hank Woothreed

ni qué mariposas amó
en el vado de las tres piedras,
entre la montaña y el arenal,
entre las viñas, los pinares
y los cañaverales junto al mar,

mientras nuevos mundos nacían
y otros morían bajo la corriente
del río de casijamás, y aquí
tanto tiempo ha estado lloviendo
que la humedad es religión,

pero comienza a escampar
en las dunas de la playa,
en las islas del presente,
detrás de los barrancos del futuro
donde el nada fluctuaba,

vibra la gota en la ninfa,
gran ganga, buen tanga,
sí, fiebre, sube un poco más de fiebre
a tu perfil personal,
algún eco quedará resonando

en las viscosas mimbreras del río,
donde el pez traza su dibujo
de sombríos violetas
y fríos verdeazules vacilantes
junto al vado del hoy,

donde el nada convergía
en la levedad del crambe,
la fugacidad de la arena
y la brevedad del océano
en las peñas de la ría de Aldán,

olvida el porvenir en el sargazo,
recuerda nada más quien eres hoy,
no deja su matiz la mariposa,
pero no volverá a volar
aquel aire que ya esquivó,

en los claros farallones la luz
reconfigura su fulgor,
el verde quiere ser azul ardiente
y el malva, el rojo de unos labios
siempre anhelantes… bajíos…

no muda el celaje de sus escamas
nunca el pez ni jamás vuelve a encontrar
el cauce que ya remontó,
recuerda que el futuro no ha venido,
olvídate de ser quien no serás,

mientras mueren estos,
otros mundos nacen continuamente
en los marjales del río de ahora,
olvida todo el tiempo entre las algas,
acuérdate de ser quien eres hoy,

en el agua verduzqueante,
sobre la Tierra sumergida
sólidamente llovió
durante miles, millones de años,
y un día infinito escampó.

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ēgm. 2012