23 de mayo de 2018

Bonita,


esta niña, jamás entenderé,
no supo —o no pudo— encontrarme, la
compararé a un alba de verano,

o bien al humo de un fuego, yo estaba,
niña, buscándola a ella, bonita,
nuestros tibios labios que reposaran

en el prado del tiempo, o bien el humo
remolinado —no vuelve, buscaba—
por el efímero caracoleo

de la vida humana, que nunca vuelve,
mas ella, tórtola desorientada,
no supo encontrarme, después el clima

extrañamente variable, tal vez,
no te dejes desconcertar, me digo,
por las sensaciones inexploradas,

la conmemoración de las luciérnagas,
hoy, en el recóndito claroscuro
de los cañaverales, quizá sea,

tal vez ella crea en la eternidad, pero,
caramba, yo solo tengo el ahora,
ahora que el alba se desintegra,

ella no supo o no pudo —o no quiso—
y yo jamás entenderé, tan niña,
tan vertiginosamente, bonita .

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ēgm. 2018


20 de mayo de 2018

Ceremonial


Al claroscuro
de los cañaverales
llegan luciérnagas.


egm.2018

18 de mayo de 2018

—Eh, tío


—me dijo el encargado mientras yo
reparaba un tálamo defectuoso—,

haz una lista de cinco mujeres
que conozcas y que te gusten
y dime si no es así:
a la una le falta un tornillo,
a la otra le faltan todos,
a esta no sabes lo que le falta
pero algo le falta,
a esa no sabes lo que le pasa
pero algo le pasa,
y a la última no le falta ni le sobra nada
pero lo que le pasa
es que pasa de ti.

—Bueno… —dije yo— aquí en el taller…

—Vale —cortó—, ya puedes seguir
con tu trabajo. Y repasa el núcleo interno
—añadió— y comprueba las sinapsis.

Que era precisamente
lo que yo estaba haciendo.
No me extraña que no moje ni en una inundación.
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ēgm. 2018

15 de mayo de 2018

El arte de la obsolescencia


Los cráteres de Calisto
o los barjanes de Marte
señalan, dicen:
obsoleto, obsoleto;

los virus vistos al microscopio,
y los minerales cristalizados,
susurran, dicen:
está obsoleto;

las venus paleolíticas
y los pilares de Göbekli Tepe
se burlan, dicen:
obsoleto,

el arte contempóraneo
está obsoleto.

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ēgm. 2018