30 de enero de 2020

El orvallo de las hadas


Esta noche he tenido miedo,
rudos monstruos
ensanchaban sus agujeros,
las frías hadas
orvallando desde el cielo,
aunque de cena
solo anacardos sueltos,
colesterol es exterminio,
o sea que llamaremos
dieta a lo que es apenas
endeble angustia de lo eterno,
yo soy un islote,
soy un algoso roquedo
en otra resaca
que se sumerge en el océano,
trato de acostarme pronto
pero no duermo,
pienso, despienso, aúllo,
me estremezco y me revuelvo,
así que aquí me tienes,
ni un parpadeo,
tanto si vas como si vienes,
de la luz reo,
tanteando algún poema
que engañe a mi desasosiego,
cruzando la bahía
entre olas de tungsteno,
nadando solo,
súbito se levanta un viento
que me arrastra a la otra orilla
igual que un tronco muerto,
subo la playa,
estoy calzado y seco,
a dos hombres en un camino
pregunto dónde me encuentro,
responden amigables
un nombre sabido y viejo,
del otro lado de la ría,
que conozco, pero,
atribulado y con prisa,
lo olvido en el momento,
es un suburbio elevado
sobre un tumor de rascacielos,
allá abajo,
espasmo, escoria y espectros,
por las calles
voy buscando un teléfono
para llamar a un buen amigo
que me saque del aprieto,
pero ya no quedan cabinas
ni tengo yo ni un euro,
en no sé qué lugar consigo
llamar por fin, se lo ruego,
al único número
que todavía recuerdo,
me contesta mi madre,
aunque la oigo muy lejos,
lo cual no es nada extraño
porque se marchó hace tiempo
a los bellos jardines
de la quietud y el silencio,
nunca lloro
pero se me apretuja el pecho,
indeciso
salgo a las calles de nuevo,
ando, desando, corro
y me giro y me revuelvo,
en una farmacia
se burlan de mi desconcierto,
oh, más bien es una tienda
de embutidos y quesos,
las correctas batas blancas
me confundieron,
una mujer atractiva
finge auxiliarme, luego
resulta que también quiere
reírse de un sagaz ingenuo,
regresa el de la tienda,
joven muñeco,
le grito desabrido
cualquier rasposo improperio,
más o menos en esas
me despierto,
la almohada aturdida
y las sábanas en un vértigo,
el cerebro quiebra los ciclos
cuando se enmaraña el sueño,
en los cristales sucios
sigue lloviendo,
la resaca de la resaca
retrocediendo,
y yo, roto, exhausto, agobiado
por el futuro incierto,
en las olas de los días
tan perplejo
como si aún esperara
lo que no espero,
no lo hacen por malicia
ni recelo,
es únicamente desidia,
ay, el miedo,
se supone que cada palo
debe arder en su fuego,
te dejan solo
porque no piensan en ello,
soy un islote,
una peña en el océano,
crío algas
como quien cultiva puerros,
lechugas, buenas
para la dieta, o pimientos,
en las calles reales
continúa, sigue lloviendo,
monstruos atroces
mordiscando mi desaliento,
las apáticas hadas
orinando desde el cielo,
siempre, ahora y así,
como cualquier otro día de enero
o incluso abril.


egm.2020

28 de enero de 2020

Admonición a un poeta anciano


Mi poesía
es una mierda fría,
pero eso
—creo—
yo ya lo suponía:

cada dios tiene
su feligresía;
o sea que
tú reza al tuyo
que yo, a la puta mía,

y no me jodas
con tu teoría
que solo es
basura confitada
en otra mierda fría.

Tú traga tu mierda
que yo
me trago la mía
—te juro— hoy
y cada puto día.


egm.2020

27 de enero de 2020

La balada del cabrón encabronado


Ni una puta
me amilana,
ni fulana
me disputa;

no hay ramera
que me corra
ni tal zorra
que me hiera:

ni buscona
se me rumia,
ni esa lumia
me encabrona.

Ni esa perra
que me emperra.


egm.2020

25 de enero de 2020

El amor, el tiempo y el caos


El desorden se incrementa con el tiempo porque nosotros medimos
el tiempo en la misma dirección en la que se incrementa el desorden.
Stephen Hawking


Nunca, aquí, mañana o lejos
mira el tiempo su momento
abstrayéndose avariento
un segundo en los espejos;

lejos, hoy, jamás o cerca
gira el tiempo en un segundo
abstraído en lo profundo
del instante que se acerca;

cerca, ayer, tal vez o nunca
vira el tiempo cada instante
abstrayendo el caos ante
el momento que se trunca.

Aunque ahora el tiempo ignora
cada hora y su deshora.



egm.2020

24 de enero de 2020

Apuesta segura

(De la cuasi-trivialidad de la segunda ley de la termodinámica según S. Hawking)


Con el tiempo
—que en los limos
nos acecha—
siempre el caos,
día a día,
solo aumenta

porque el tiempo
lo medimos
en la flecha
donde el caos
—la entropía—
se incrementa.


egm.2020

“Nuestro sentido subjetivo de la dirección del tiempo, la flecha psicológica del tiempo, está determinado por tanto dentro de nuestro cerebro por la flecha termodinámica del tiempo. Exactamente igual que un ordenador, debemos recordar las cosas en el orden en que la entropía aumenta. Esto hace que la segunda ley de la termodinámica sea casi trivial. El desorden aumenta con el tiempo porque nosotros medimos el tiempo en la dirección en la que el desorden crece. ¡No se puede hacer una apuesta más segura que ésta!”
Stephen Hawking, Historia del Tiempo
PDF, p. 132

23 de enero de 2020

Desplome térmico


De madrugada repintan las líneas
blancas y los pasos de peatones
de las calles sin tráfico y yo vuelvo

a la playa con mi fusil de asalto,
me siento en la arena, apoyo la espalda
en el muro del paseo y espero

a que mis fantasmas vayan brotando
de las profundidades del océano
—en el sueño de un diente de león—,

disparo cuando debo disparar,
y ha sido un buen minuto: por ahora
ni cedo ni me oriento en mi desnorte:

la filosofía del pescador
furtivo empapado antes del alba,
como la del mariscador noctívago

que va en busca de sus nasas perdidas
por los bares de la costa —reflejos
de luces rojas junto a la autopista—,

nunca transgreden los concisos límites
de la banalidad establecida
—oh floración de las palabras liana—,

hasta que todos los conflictos quedan
nada más que en medidos compromisos,
algunas explosiones controladas

en tu campo de minas —considéralo—,
al relente escuchaba a una gaviota
que chiaba acedamente, ave aciaga,

pero ha pasado el otoño y advierte
el parte meteorológico que
se avecina un serio desplome térmico:

encláustrate en tu castillo, reclúyete
hasta el advenimiento irrevocable
de la radiante primavera eterna,

liquen mi alimento, y cianobacterias,
y tú la resurrección de la carne
en el sueño del diente de león,

no seas tan poética, bonita,
todo está ya demasiado podrido:
hay que acelerar el cambio climático:

dejemos de jugar con el azar,
multipliquemos el daño por diez
y acabemos con esto de una vez,

quememos la tierra, ahoguemos el mar,
porque ahora es la hora de morder
la mano que nos daba de comer,

y que esta mierda se vaya a la mierda:
las nieblas de la duna, las llamadas
de las hadas, los besos de la luna,

corales que son huesos gangrenados
y perlas que jamás serán los ojos
de un rey, escucha el grito de las aves:

los que tienen hambre se saciarán
de podredumbre, los que tienen sed
se atiborrarán de ponzoña, y tú,

que buscas la verdad y la belleza,
sigue —pasa de largo— tu camino:
aquí no encontrarás la redención.

Pintan de madrugada en la autopista
confusos manchones serpenteantes;
las chicas beben solas bajo las luces rojas.


egm.2020

20 de enero de 2020

Ay, los ríos


Cual las lluvias a los ríos
y los ríos van al mar
para morir

tal me arrastran los bravíos
remolinos del azar
y el devenir

y allá van mis desvaríos
derechos a se acabar
y consumir,

tal se van los sueños míos
directos a naufragar
y sucumbir.

Nuestras vidas —¡ay!—, los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir.


egm.2020

19 de enero de 2020

El augurio de Akhmatova


[Apropiación indebida]


¿En qué esta era es peor que las pasadas?
¿Quizá en que, criaturas irreflexivas,
hemos causado la más negra herida
a la Tierra y no sabemos curarla?

De Oriente a Occidente brillan soberbias
ciudades, pero la Huesuda ha estado
marcando cada puerta y convocando
a los buitres. Y los buitres ya vuelan.
.
ēgm. 2020

Sobre un poema de Anna Akhmatova, ¿En qué es peor este siglo que los anteriores?, escrito en 1919 y publicado en 1921, del que he encontrado dos traducciones al español y una al inglés (o viceversa):



¿En qué este siglo ha sido peor que los anteriores?
Quizá en que un tufo de aflicción y de ansiedad
rozó la llaga más negra
pero no pudo curarla.
En el oeste aun brilla el sol de la tierra
y bajo sus rayos destellan los techos de las ciudades.
Pero aquí, el blanco de las casas está marcado con cruces
y llaman a los cuervos y los cuervos vienen volando.

(Traducción de María Fernanda Palacios)



¿En qué es peor que sus precedentes este siglo?
¿Acaso porque, en las tinieblas de angustias y penas,
a pesar de llegar a tocar su llaga más negra,
no pudo curarla ni darle alivio?
En occidente todavía el terrestre sol destella
y en ciudades los tejados con sus rayos resplandecen.
Pero aquí, la dama blanca con cruces las casas sella
y a los cuervos llama y los cuervos comparecen.

(Traducción de Ester Rabasco Macías, 2014)


Why is this age worse than earlier ages?
In a stupor of grief and dread
have we not fingered the foulest wounds
and left them unhealed by our hands?
In the west the falling light still glows,
and the clustered housetops glitter in the sun,
but here Death is already chalking the doors with crosses,
and calling the ravens, and the ravens are flying in.

(Traducción de Stanley Kunitz y Max Hayward, 1990.
¿Por qué esta edad es peor que las anteriores?
En un estupor de pena y temor,
¿no hemos tocado las heridas más sucias
dejándolas sin curar por nuestras manos?
En el oeste la luz que cae todavía brilla
y los tejados agrupados lucen al sol,
pero aquí la Muerte va marcando las puertas con cruces
y llamando a los cuervos, y los cuervos están volando
.)




Чем хуже этот век предшествующих? 


Чем хуже этот век предшествующих? Разве
Тем, что в чаду печали и тревог
Он к самой черной прикоснулся язве,
Но исцелить ее не мог.
Еще на западе земное солнце светит
И кровли городов в его лучах блестят,
А здесь уж белая дома крестами метит
И кличет воронов, и вороны летят.

18 de enero de 2020

Muy mal pájaro me hirió

(Cantiga)


Cazando con mi ballesta
las aves, en la floresta
un mal pájaro me hirió
que en el pecho me alcanzó.

Cazando en la espesa fronda
las aves, con piedra y honda
qué mal pájaro me hirió
que de un golpe me aturdió.

Cazando entre aquel follaje
las aves, bicho salvaje,
muy mal pájaro me hirió
que en el suelo me tumbó.

Cazando por la espesura
las aves, rapaz oscura,
tan mal pájaro me hirió
que sin plumas me dejó.


egm.2020

16 de enero de 2020

Anales


Enero renegaba de diciembre,
febrero se aburría con enero,

a marzo le cargaba ya febrero,
abril no digería más a marzo,

a mayo no agradaba mucho abril
y junio no quería nada a mayo,

a julio le importaba un bledo junio,
agosto aborrecía a tope a julio,

septiembre se irritaba con agosto
y a octubre le caía mal septiembre,

noviembre se ciscaba en todo octubre,
diciembre se jodía con noviembre.

Y vuelta con los cíclicos anales
retozos para hinchar los genitales.


egm.2020

15 de enero de 2020

Melfa:


Apodrecidas melfas da Ría
indefensas no berce das airexas!
Manuel Antonio


flor de agua:
espectro acuoso: mal del mar:

aguamala:

luz e intangibilidad hecha
de intangibilidad y luz:

melifluidad:

invisibilidad o
gelatinosa luminiscencia:

aguamar:

en el fondo arenoso sombra
sin objeto: nebulosa

perplejidad.


egm.2020

"Las medusas, o más bien sus picaduras, son los mensajeros más evidentes
de la situación de degradación a la que hemos sometido al medio marino".

Josep María Gili, El Mundo, Planeta Inteligente, julio 2019

14 de enero de 2020

Subacuático el mundo,


                                                las sirenas
lucen largas melenas rubias, muy
rara vez morenas o pelirrojas,
tienen finas cejas y lindos pechos
y carecen de ombligo, las sirenas

mordisquean la carne blanda y lívida
de los desventurados que ellas antes
han hecho ahogar, y dicen, ay caray,
que empiezan a comerlos por el pene,
y las medusas alrededor, luego

roen todos sus huesos, sin dejar
ni fibra, y después de saciarse reptan
las olas, nadan furtivas y salen
a vomitar los jugos del ahogado
a alguna playita apartada, cantan

las sirenas sobre los arrecifes
de la orilla, en las noches vaporosas
—cualquiera junto al mar puede escucharlas—
las sirenas nos llaman, ay caray,
y las medusas alrededor, cuentan

también, subacuático el mundo, que
un pescador de la ría vio encima
de una peña a una sirena preciosa,
y además morenita, pero cuando
ella alzó la mano para atraerlo

y embobarlo, él se dio cuenta de
que no veía que tuviera ombligo
y le huyó veloz, remando hacia tierra
más ligero que un mújol, uy caray,
y las medusas alrededor, jóvenes

mueren todas las sirenas, y no
tienen huesos, cartílago ni espinas,
ni queda de ellas una sola escama
en el frío fondo del mar, y es
subacuático el mundo, recaray.


egm.2020

13 de enero de 2020

Playa hoy


[Apropiación indebida]


Arena y conchas
con despojos de plástico
baten las olas.


egm.2020

Sobre un haiku de Matsuo Bashō que, en Oku no hosomichi, escribió

波の間や 小貝にまじる 萩の塵
(Nami no ma ya Ogai ni majiru Hagi no chiri)

traducido por O. Paz y E. Hayashiya, en 1957 (Sendas de Oku) como


La ola se retira:
tréboles en pedazos,
conchas rojas, despojos.

y por A. Cabezas en 1993 (Senda hacia tierras hondas) así


Pausa entre olas.
Mezcladas con las conchas
hay lespedezas.

aclarando en el Glosario de neologismos que lespedeza es, en japonés hagi (Lespedeza bicolor), un arbusto de florecillas rojas y rosadas.


12 de enero de 2020

Fusquividencia


Cuando joven,
pollo inmaturo,
veía
lo que los demás
no veían
ni imaginaban:
no un don
ni una maldición,
era
el trozo de tarta
que me ha tocado morder;

ahora,
raposo rancio,

lo que los otros
no pueden
saber ni suponer:
ningún don
ni maldición,
es
el cacho de hueso
que me ha tocado roer.

Nadie ha visto tanto
como el que jamás quiso ver.


egm.2020

11 de enero de 2020

Aquí, en invierno,


qué bonita era
la primavera;
qué bonita fuera
si me quisiera

esa jodida lamia del infierno.


egm.2020

10 de enero de 2020

La urraca


Juega la urraca
con un rayo de sol
que olvidó la niebla.
.
ēgm. 2020

8 de enero de 2020

Tornillería


Puesto que el apocalipsis requiere
una planificación rigurosa
te invito a
los helechos de luz,
como una respuesta irrefutable
—el tonto mira—,
si mañana no estuviéramos muertos
te invito, vida mía,
a un spritz en el paseo marítimo,
la tornillería
no se puede controlar,
donde haya una ley, halla la trampa,
no se puede comprobar,
pensé en ti,
girándula giróvaga,
pero no en mí,
así
es y siempre ha sido,
hablamos de supervivencia,
no de conseguir un mundo más bello,
más justo y más humano,
¿humano?
probablemente el ser humano
—los paleo-psicólogos dirán—
mentía ya antes
de comenzar a hablar,
esto es,
los primitivos homininos ya
mentían,
con gestos, señas, ademanes,
para alcanzar
sus pequeños objetivos vitales
habituales,
comer, placer, poder,
así
es y desde siempre ha sido,
desde que la primera garra
pudo aferrar con fuerza un palo,
sin comprobantes
ni colorantes,
luego el mecánico engaña al taxista
—tornillos—, el taxista al abogado,
el abogado al dentista
y el dentista al mecánico,
y a todos engaña el político
—y, a los que se dejan, el sacerdote—,
y todos engañan al fisco,
que debiéramos ser todos,
y todas
y todos engañan a todos,
y todas,
así
es y seguirá siendo
así
hasta que la marejada de plásticos,
de metales pesados
e inacción e indiferencia
—el tonto mira—
por fin nos devuelva,
así,
desengañados,
a las huecas tinieblas para siempre,
desenlazados
átomos de carbono, entre
helechos de luz y aire
ofrécete a la Virgen de Ipanema
moça do corpo dourado—,
corre,
perrita, córrete,
que los últimos serán los postreros,
¿ves?
¿no ves? ¿qué ves, si ves?
¿no encuentras?
nada es como tú crees,
nada es como lo ves,
¿es?
mi linda cabecita de chorlito,
¿no es? ¿qué es,
si es?
mentiras como puños,
verdades como truños
flotando en la marea alta
junto a los plásticos decolorados,
dudo ergo existo,
la blondette
et le neodeconceptualisme,
y mientras
buscas a ver si te encuentras,
lees el periódico
de ayer como si fuera el de mañana,
evaluando
el tamaño del aire
y la luz en los helechos,
todos los tornillos sin tuerca,
todas las tuercas sin tornillo,
girando y transmutando intrascendencias,
imbécil,
los tontos son los únicos
—él solo mira—
que lo saben, ellos
se saben tontos y lo aceptan,
pero todos los demás,
las cretinas, los idiotas,
las memas,
los gilipollas, las estúpidas,
los neodesconceptualistas,
siempre ignorarán que lo son,
y así
es como esta mierda
se va decididamente a la mierda,
en casa, a solas,
a veces oyes voces en la noche,
pero es solo —tranqui—
la tele de los vecinos,
series
de retroficción,
deshechos de luz,
en las que las gentes se aman
y se matan, pero
apenas comen, no defecan
ni orinan,
ni se preocupan
de su propia sobrevivencia
ni la de su tierra
—su Tierra—, como
si las más simples funciones vitales
habituales
humanas no existieran,
como un chorlito sin cabeza,
ay, así,
giróvaga girándula,
pensé en ti —oxidados
tornillos—, atibórrate
de crema de aguardiente, vida mía,
aquí no saben
ni preparar un campari con soda,
ni quieren,
deshechos del aire,
en otro canal los extraterrestres
están invadiendo la Tierra,
hora era,
ira,
te diré exactamente cómo
—entre plásticos,
monóxidos, deshielo, lluvia ácida
y algún tornillo—
se nos devorará el apocalipsis:

mientras
el cosmos gira
y el mundo expira,
el tonto mira.


egm.2020

7 de enero de 2020

Penumbra


Ya ondulan
las grutas
dïurnas;

las brujas
se azufran
la vulva.

Ven, busca
mi espuma
sin dudas:

las lumias
tan chungas
me gustan.


egm.2020

6 de enero de 2020

Senda hacia tierras mondas


a. Humo en el puente


Sobre el puente entablado,
un cigarrillo;
un cuervo grazna, abajo
rezonga el río.


Versión de Miranda Gertz



b. Humo en el camino de la desintegración de los sentidos


Na ponte de tábuas
fumo — gralha um corvo
e rosna o rio.

(En el puente de tablas
fumo; grazna un cuervo
y gruñe el río).



Versión de Henrique Taboada

El poeta Samayō Engumi se entretiene fumando sobre un antiguo puente de madera mientras su compañero de camino, el monje Jōchō, pesca en el río; este, al verle fumar, le recrimina su actitud indolente y degradada. (Extracto del diario de viaje de Samayō conocido como Senda hacia tierras mondas o Sendas de Kansō (Kansō no Hosomichi).



egm.2020

3 de enero de 2020

e. g. m.


e.

Enrique por el mundo de las camas
—el mundo sin tejados—
y los periódicos abandonados;
Enrique por las ramas.


g.

Pero ahora rogad
por este otro Gutiérrez, y su berza,
siempre ávido —sí— de fuerza
y de velocidad.


m.

Y más aún, Miranda;
pero, ¿cómo es que eso persiste
en tu mente? ¿qué viste
en el abismo que el tiempo desanda?


egm.2020

F. García Lorca, Fábula y rueda de los tres amigos
T. S. Eliot, Animula
W. Shakespeare, The Tempest, Act I, Scene 2, 142-4

2 de enero de 2020

Anquises, camelado,


[Apropiación indebida]


por voluntad de los dioses y el hado,
él, que era mortal,
se encamó con una diosa inmortal
sin haberse coscado.

egm.2020

A partir del Himno homérico a Afrodita V, 166-7 

1 de enero de 2020

Aninovo


Que el año nuevo llene
de lo que el tiempo no nos da
lo que jamás será,
y que tan pronto como viene
igual se marche ya.


egm.2020