27 de junio de 2012

Mentiras del capitán Titanio


Solo mi subrazón subsiste,
entre la genialidad y la triste
mediocridad yace un espacio
en el que es más incómodo vivir,
élitros licúo, me sacio

de verdades que no dejan mentir,
habló el profeta a los tordos,
y el insomnio nunca ayuda a dormir,
id a escuchar a los sordos,
todos tan testarudos,

enviad a observar a los ciegos
y dad la palabra a los mudos,
y que entre ellos se laman los egos,
meted a cada muerto en su ataúd,
así dijo el chamán,

y que la moira les toque el laúd,
oteando el yermo bajo el volcán,
y cuando seas más urbano
manda la puta poesía al guano,
mientras en el balcón verde, el gandul

pero prodigioso hombre azul
de los azules nervios de titanio,
con muy deliberada dejadez
riega las hojas del geranio,
líquidos élitros fricciono,

recordando que aquella vez,
cuando contemplaba el ozono,
halló que cantaba un grillo su espera
sobre la iluminada lobreguez
añil de la carretera,

el capitán Titanio considera
mucho a las niñas feas
que saben cómo hacer cosas bonitas,
alga cimbreante de mis mareas,
no le digas nada a mamá

de cuánto y cuándo gritas,
hay no pocas, por cierto, por acá,
personas para las que la mentira
es solo sarmiento en la pira
de la verdad, ¿no es verdad?

venid, cotovías, lembrad,
o panoco avogado silveirento
abriu bufete
no vedramio e puxo un barrete
de toxo e fento,

y exprimiendo la forma extensa
de la licuefactible realidad
convirtió la mentira en blanda y densa
difracción de la verdad,
alga que a la rompiente hiere,

pero el capitán Titanio prefiere
a las niñas bonitas
que saben hacer las cosas más feas,
no le digas a papi que te quitas
hasta sus mohosas ideas,

aguardando a que el vuelo salga
no puedo aquí jamás ser cosmonauta,
rompiente que ahoga al alga,
aquí, ni deducir la pauta
de la apelmazadora gravedad,

aquí, entre el protozoo y la estrella,
si no me deja dormir la verdad,
entre la sal, aquí, y su huella,
aunque lo miro
y en dos miradas lo veo,

no creo
en tal creencia y me piro,
si los sueños no me dejan soñar,
porque, aún, aquí, o luego,
entre el bentos y la grava lunar,

sé cómo se juega a este antiguo juego,
cocodrilo en el río
turbio, empantanado y sombrío,
oso acechando la banquisa
helada, vasta y lisa,

y que la única regla no es más
que ser más tramposo que los demás,
después pagarán los justos con creces
por los santos desajustados
y cobrarán aun los peces

de los pescadores ahogados,
colgando el laúd, con gran lasitud,
la calva clava el ataúd,
y sé que pronto se apagará el mar,
solo, mi sola subrazón subsiste,

sé lo que debiera ignorar,
sé que miento por vivir, ay, si existe,
la realidad te hará libre,
y si la llegas a desentrañar
con tu cerebro de alto calibre,

allí habló la sibila
refractando el volcán en su pupila,
como la nova fulgura ante ti
chisporroteando aún ahí,
y, ¿descifrarás al grillo que frota

sus élitros en una sola nota
tras la confusión de la red? acaso
líquidamente respiro,
y paso
de tu inverdad y me piro.


* 'el necio abogado picapleitos / abrió bufete / en el matorral y se puso un birrete / de tojo y helecho'.
.
ēgm. 2016

3 de junio de 2012

Enri by the city blues


Oh, mamá,
debo ir a la ciudad.

Cuando llegué a Madrid
era joven y llegué a creer
que esa era mi puta ciudad,
oh, mamá,
debo ir a la ciudad
a jugar
a lo que no debo jugar,
y lo creí durante un tiempo,
hasta que el viento me arrastró
a las orillas del miedo ancestral.

Oh, mamá.
Cuando llegué a Barcelona
sabía muchas más cosas,
oh, mamá,
yo sé que tú sabrás,
trucos y mentiras,
que jamás
entenderé la realidad,
no me engañan los farsantes,
oh, mamá,
y supe desde el principio
que esa jamás sería mi ciudad.

Oh, mamá,
debo dejar la ciudad.

Y en la hora de irme sé
que ninguna ciudad es tu ciudad.
Créeme,
oh, mamá.
Todas las ciudades del mundo
cuando las conoces parecen
la mejor amante del mundo, pero
oh, mamá,
créeme,
en la hora de irte aprendes
que ninguna ciudad es tu ciudad.

Oh, mamá,
debo ir a la ciudad
a buscar
a quien no debo encontrar
y a jugar
a ese juego al que jamás
acabarás de aprender a jugar.

Oh, mamá,
debo dejar la ciudad.

Oh, mamá,
tú sabías en realidad
que ninguna ciudad es tu ciudad.
Oh, mamá,
he visto los ojos del tiempo
y el juego de la falsa realidad.
Ay mamá,
lo que sufrí nadie sabrá,
yo me vi rodeando el mundo,
oh mamá.

Oh, mamá,
tuve que ir a la ciudad
y aprender
a jugar
al juego al que jamás
nadie acaba de aprender a ganar.

Oh, mamá,
ya no me sirve de nada rezar;
oh, mamá,
cuando llegué a Madrid
nadie me enseñó a bailar,
oh, mamá,
en Barcelona quizá
le enseñé a más de dos a bailar.
Oh, mamá.
Y no me sirve de nada rezar.

Oh, mamá,
era joven y llegué a creer
que un hombre puede vivir la ciudad,
oh, mamá.
Oh, mamá,
era joven y llegué a pensar
que navegaba los mares del mundo
en mi paleta ciudad;
oh, mamá,
solo un hombre de pueblo sabe
qué paleta es la gente de ciudad.

Ay, mamá,
debo dejar la ciudad.

Sabes, mamá,
puedo ver la realidad;
oh mamá,
no es mi culpa
si soy capaz de ver la realidad.
Oh, mamá,
he hallado los ojos del miedo
y el fuego de la falsa realidad.

Oh, mamá,
debo dejar la ciudad.

Oh, oh mamá,
tú no puedes ayudarme a cantar
the fucking Enri by the city blues,
nadie sabe ni sabrá
el puto blues de Enrique en la ciudad.

Oh, oh mamá,
debo dejar la ciudad.

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ēgm. 2012