8 de febrero de 2017

Lo que muerdes


no es siempre lo que masticas,
lo que suena
no siempre es lo que se toca,

lo que dices
no siempre es lo que has oído,
lo que rueda
a veces no es lo que gira,

lo que piensas
no siempre es lo que has pensado,
lo que cae
no siempre es lo que rebota,

lo que pides
no siempre es lo que deseas,
lo que rompe
no siempre es lo que se quiebra,

lo que pierdes
no siempre lo necesitas,
lo que parte
no siempre es lo que regresa,

lo que ansías
a veces no te conviene,
lo que hiere
no siempre es lo que más duele,

lo que obtienes
a veces es lo que quieres,
lo que mata
no siempre es lo que disgusta,

lo que niegas
no es siempre lo que consigues,
lo que crece
no siempre es lo que florece,

lo que pides
a veces es lo que logras,
lo que sube
no siempre es lo que desciende,

lo que empujas
no siempre es lo que eyaculas,
lo que baja
a veces sí que remonta,

lo que esperas
no siempre es lo que te espera,
lo que arde
no siempre es lo que más quema,

lo que comes
no siempre es lo que vomitas
—si lo muerdes,
lo chupas y no lo tragas—.

Lo que explota
no siempre es lo que más brilla;
lo que rola
no es siempre una pescadilla
mordiendo su propia cola.

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ēgm. 2017