5 de febrero de 2016

¿Soy


yo dadá?

Soy la depilación del plancton,

soy la mordisqueada aleta del tiburón que remuerde los ojos de los serenos cerebros misericordiosos mamándola arrodillados en la isla de las reglas del negocio de las hembras secas en cada etapa de las pruebas de la histeria deportiva,

soy el responsable de la miseria y el descontento,

soy la sombra de los edificios en las carreteras de los parajes realmente bonitos de verdad por las pequeñas calles de los diminutos lugares encantadores sin apenas fallos detectados y de infinitas posibilidades únicas,

soy el responsable de las pintadas en tu puerta,

soy el sutil ser querido pensando en la red de túneles para el regreso al poder,

soy el muro abrumado por el feliz estreno de las opiniones más recientes sobre la más reciente memez reciente,

soy el miedo a lo agotado en los años podridos de la vertiginosa pendiente de los coños depilados,

soy la rana en los cojones afeitados de los revolucionarios involucionados por las nuevas banderas de la vieja causa de la libertad de embutirse las cuentas invisibles con la bilis de los manifestantes multitudinarios en las multitudinarias avenidas de los grandes países pequeños autodecididos a autodecidirse suicidando a los demás pero nunca a nosotros mismos,

soy el responsable de que mires hacia atrás por la noche al bajar del autobús escolar,

soy la hostia atragantada en la circunspección del sacerdote pajillero,

soy la alergia de las narices confiadas en las comidas naturales elaboradas por las impolutas factorías contaminantes de tu hermoso país de mierda,

soy el selfi explícito de la novia de tu amigo en tu teléfono resquebrajado,

soy el honor de tu conciencia de flaco burgués vegano reclamando los desechos del congreso de los rechonchos burgueses grasientos al borde del absoluto infarto definitivo,

soy el responsable del desconcierto y la miseria,

soy el polvo en los cristales de tus gafas multirreflectantes,

soy la meditación del plancton en las profundidades de tu estómago en indigestión continua,

soy el semen verduzco que eyacula el buey sofista sobre los lomos de la reina emérita,

soy el mediocre poema enfático que escupes cada madrugada,

soy el responsable de las meadas en tu puerta,

soy el único caníbal de la tribu,

soy la marca de moda en el programa político de moda después de la serie de moda en la que el comentarista de moda con sus tirantes de moda recita sus comentarios de moda susurrados en un susurrante audífono por sus guionistas de moda,

soy la publicidad después de los anuncios,

soy el virus de la verdad supuesta que infecta los yogures desnatados,

soy el máximo postor en la subasta de tus injertos de pecho tras tu funeral en la capilla de las sagradas hienas pardas succionadoras de pollas,

soy el hueco que horada tu vacío,

soy el responsable de todo cuanto soy responsable pero no de tu ingenuidad irresponsable,

soy la luz del tiempo irreflectante en la oscuridad del espacio,

soy el alcohólico chamán de la tribu,

soy el caníbal de la familia,

soy cuanto digo ser o callo.

Es por tales afirmaciones cargadas de reflexiones concluyentes y concisas como balines en escopeta de feria de aldea que resulta que yo no soy dadá,
y,

por tanto,

irreflectantemente,

yo soy dadá.
.
ēgm. 2016