Ah, también el gris
es un color; no solo hay blanco y negro.
Eh, también hay gris.
.
ēgm. 2015
Ah, también el gris
es un color; no solo hay blanco y negro.
Eh, también hay gris.
.
ēgm. 2015
Una noche de tormenta salí
al balcón a fumar el último
cigarrillo que me quedaba;
el viento me lo arrancó de la boca
y un canalón roto soltó
una metálica cruel carcajada.
Los espejismos así, y las quimeras
del final de…
etc. etc.
.
ēgm. 2016
he trazado endebles, tenues
líneas a mi alrededor que no debo
cruzar ni dejar que cruces.
.
ēgm. 2016
Como aquel libro viejo,
descubierto en la cueva de un trapero
entre añejas fotonovelas
y junto a extenuadas revistas porno,
ya deteriorado
y al que le faltan las tapas
y parte del principio y del final,
no podrás leer nunca
las primeras páginas de tu tiempo,
las que cuentan lo ocurrido
antes de tu nacimiento
y tus remotos años infantiles,
—apenas sabes lo que te han dicho
de vez en cuando los abuelos—
ni llegarás a conocer siquiera,
si la memoria te falla,
o bien la agotada razón,
como serán los postreros,
ni puedes vislumbrar
qué sucederá después del momento
en que tu cuerpo vencido,
rechazado por la vida,
se retuerza en un último temblor.
¿Arderás en un incendio
en la autopista, un día de niebla,
te pudrirás en el cieno de un río
o entre las algas profundas,
en los brazos de una torva sirena,
o serás inhumado
con los ritos funerarios propicios?
Ese viejo tomo incoherente
que solo tú entiendes —y solo en parte—
y nadie más ha leído
permanecerá por siempre incompleto
para todos, y, sí,
inacabado también para ti.
.
ēgm. 2016
Improviso un verso liso,
fluctuante,
sin contornos ni figuras,
juego a un juego donde el todo
busca el modo
de agarrarse a las fisuras
inseguras de la vida
mareante y dividida,
volitante,
juego al juego,
nado en esta vaga nada
vagilante
donde nadie
juega a nada,
sé que alguien sabe algo
de las algas,
de la arena y las mareas
volitantes,
mido en brazas
la profundidad del viento
inextenso,
yo no sé si intuyes algo,
frío brasas
en aceite frío y denso
mientras miro el tiro y pienso
que me abrasas
si me abrazas,
quizá alguien sepa algo
de los túneles hadales
abisales,
pierdo el juego,
yo no sé si sabes algo
de las nalgas,
de sus órbitas fluctuantes,
de los lóbregos algares
irrigantes,
por si hay caso
eyaculo un verso inverso,
terso y laso,
sin arrugas ni verrugas,
nado en ángstroms,
mido en micras
las corrientes subcutáneas,
trazo líneas tangenciales
y abismadas,
lanzo lanzas erectantes,
deleznantes,
crasa espuma,
a tus labios vagimales,
quizá alguien sepa algo,
juego al fuego,
timo rimas arrimadas
a los límites adversos
de los versos,
juego a un juego
en que nadie paga nada
de hadal modo,
pero el todo es todo el pero
que asegura la fisura
tersa y dura
de la vida revivida,
erectante y desabrida,
volitante,
pierdo en pársecs
la altitud de tu reflujo,
especulo,
vuelvo y salgo,
sé que tú sabías algo,
eyaculo
versos tersos,
volitantes, erectantes,
indiversos
en tus labios expectantes,
algo intuyes,
vaginantes,
aunque no es nada moderno
—sabes algo—
ni tan tierno.
.
ēgm. 2016
Quien solo habla una lengua
es mudo; quien entiende un solo idioma
es sordo, y también ciego.
.
ēgm. 2016